miércoles, 11 de noviembre de 2009

La famosa selección natural.

Este documento intentará exponer una idea que trata de desmentir una teoría enraizada en los libros de historia: la teoría de la evolución. La cual dice, según Darwin, que en la historia las especies compiten, y sobrevive la más fuerte. Claro que esto se prestó para la tergiversación que le dieron algunos grupos ultraderechistas, lo cual hizo que esta teoría fuera calificada como inspiración para el racismo. Pero procedo a exponer mi idea:

No sobrevive la especie más fuerte, o el más fuerte. Sobreviven los más unidos. Sobrevive el que se apoya mutuamente con otros. Sobreviven las especies más unidas y organizadas. He ahí el caso de los insectos, organizados, sobrevivientes por excelencia, pero no son los más grandes, ni los más fuertes.

Que le pasó a los dinosaurios, eran fuertes, pero se extinguieron. Los mamíferos no eran los más fuertes, pero son organizados, evolucionaron, y fueron creando lazos más fuertes.

Sostengo que no hay que ser fuerte ni el más grande para tener a favor la selección natural, sino que hay que ser organizado y solidario.

Esa es mi tesis, y ya dejé en claro el gran error de la antitesis darwiniana. La síntesis es que sobreviven los débiles (como ejemplo) organizados, por sobre los fuertes egoístas, competitivos, en vez de cooperativos, y presuntuosos.

Por lo tanto los que crean que hay especies que por ciertas características físicas, o aspectos más bonitos, son mejores, están errando en lo más absoluto.

El termino raza es una estupidez objetiva, y nada tiene que ver con la ciencia, por lo que no hay pruebas para segregarse entre nosotros mismos. Solo hay distintos colores de piel, lenguas, y culturas, pero todos somos parte de la raza humana, una especie que poco a poco olvida el factor que le ha hecho colocarse en la cima de las especies: cooperar. Los seres humanos caen en la influencia de siglos y siglos de lucro, competitividad, impuestos por el capitalismo.

El racismo entre las personas es injustificado, y cada día hay más fundamentos para erradicarlo de una vez por todas.

No hay que competir por la supervivencia, hay que apoyarse para vivir, y coexistir en armonía y plenitud.

Hay que evolucionar, pero de mente, de pensamiento, de opinión, no físicamente, no estupidamente.

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