Estimado/a lector/a, gracias por darse el tiempo en leer este documento. Sin preámbulos de sobra, me es debido iniciar el deber de este documento, explicar qué es y qué implica vivir en una sociedad patriarcal como esta.
En esta sociedad, en cada familia que responde al estereotipo de una familia “normal”, en la que hay padre, madre e hijos, puede usted decirme quien mayoritariamente es el jefe de la familia, el líder por excelencia, al que nadie puede cuestionar, el padre.
Entonces, esta sociedad tiene en cada aspecto suyo, en lo religiosos, social, en la estructura de la sociedad, en su cabeza a un ser masculino.
El hombre se destaca por ser un ser que ofrece respuestas y tratos subjetivos, e impulsivos, y totalmente autoritarios.
En esta sociedad, como enana familia, el padre impone leyes, ordenes, principios a seguir, que si son desobedecidos, trae por consecuencia el castigo al hijo disidente, unas perdida del cariño, y a la decepción en la expectativas que el padre pone en sus hijos, dándoles primordialmente deberes.
El hijo más sumiso, que menos piense por si mismo, y siempre diga “Sí” al padre, es el preferido, el que recibirá mas condecoraciones, ese es el hijo mas sometido, y menos independiente respecto al sistema establecido.
Entonces como consecuencia del favoritismo, y los privilegios, hay hijos que por su obediencia serán mas favorecidos a la ora de la herencia, por lo cual el problema de la propiedad privada esta presente solo en estos sistemas jerarquizados y sexistas.
Los hermanos son educados para competir, en vez de compartir y cooperar para surgir como personas. Los hijos e hijas son victimas de una sociedad en la que no hay cabida para los valores humanos, donde la solidaridad, la fraternidad, la libertad individual son catalogados como innecesarios, y como obstáculos para resaltar en esta sociedad capitalistas, propietaria, oligárquica, y plutócrata.
Una sociedad en la que la tierra, los animales, el medio ambiente son victimas del expansionismo y del imperialismo característicos del orden económico de libre competencia, donde todos son números, factores, fuerza de trabajo, expectativas de individuos sometidos al sistema, pero nunca personas, que tiene derechos dignidad.
Un sistema donde la consigna es el dominio de una persona sobre otra.
(Influenciado por el libro “El arte de amar” de Erick Fromm.)
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